Covid-19 y la gripe española

Covid-19 y la gripe española

A pesar de que, en principio, se originó en EEUU, fue apodada como la gripe española por la excesiva atención mediática que esta verdadera pandemia tuvo en nuestro país, a diferencia de la del resto de Europa que aún se encontraba en guerra y existía cierta censura con respecto al tema.

Se considera la pandemia más devastadora de la historia humana después de la peste bubónica.

Por aquella época, la población mundial era de aproximadamente 2.000 millones de habitantes. La enfermedad afectó a casi la mitad de la población y se calcula que murieron 20 y 40 millones de personas. Otros estudios más recientes estiman que pudo haber provocado entre 50 y 100 millones de víctimas en todo el mundo durante los 3 años que estuvo activa. Al contrario que otros patógenos, este afectó principalmente a jóvenes y adultos cuyas edades comprendían entre los 20 y los 40 años. 

Los datos del censo oficial de España reflejan la muerte de 695.758 personas en 1918, año en que apareció la pandemia y alcanzó su mayor pico de mortalidad. Sin embargo, pasado ese año la mortalidad se estableció, aunque continuó algo más alta durante los dos años que siguieron con respecto a los dos años anteriores a su aparición -como vemos en la gráfica-. Se estima que en España murieron unas 200.000 personas víctimas de esta nueva cepa, lo que cuadra con el censo.

Que en 2020 llamemos a esto "pandemia" -gracias a la OMS- es irrisorio cuando analizamos las cifras.

Por otro lado, si en la Europa de 1918, sin los conocimientos médicos actuales, sin centros sanitarios especializados, sin centros de contención biológica, sin mascarillas adecuadas, sin equipos de monitoreo, sin antibióticos y sin vacunas, la mortalidad cayó de forma natural pasado el primer año, vemos que la alarma social que ha provocado el supuesto SARS COV-2 ha sido un tanto exagerada, especialmente en lo que respecta a la urgente necesidad de la "dichosa vacuna".

Está claro que la precaución es necesaria, pero la historia nos enseña que el peor virus es el miedo. Atemorizar a la gente de la manera que lo han hecho los gobiernos, los medios de comunicación y sus "expertos", solo ha contribuido con la propagación del supuesto virus, generando una histeria y pánico social que ha hecho que sanos y enfermos se amontonen en los hospitales. Si a eso sumamos la precariedad sanitaria que arrastramos desde hace años, tenemos el cóctel explosivo perfecto para que se produzca el colapso de "algunos centros sanitarios" -que no todos, como nos quieren hacer creer-.

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