Edward Bernays y las Antorchas
de la Libertad Femenina
Edward Bernays |
Edward Bernays (Viena, 1891 – Massachussets, 1995) fue un periodista y propagandista judeo austríaco, posteriormente nacionalizado estadounidense, inventor de las relaciones públicas y sobrino del psicoanalista Sigmund Freud por doble línea familiar, ya que su madre era hermana de Freud, y su tía paterna era la esposa del mismo.
Corría el año 1927 cuando el magnate George Washington Hill, presidente de la Compañía Americana de Tabaco e introductor de la marca Lucky Strike en el mercado, quería fomentar el consumo de tabaco entre las mujeres con la intención de obtener mayores beneficios económicos, ya que por aquellas fechas solo el 5% de las mujeres fumaban y la gran mayoría de estas eran prostitutas, artistas circenses y otras liberales.
George W. Hill |
El elegido para llevar a cabo tal proeza sería Edward Bernays, que por entonces trabajaba para la competencia en la compañía Liggett & Myers, dueña de marcas como L&M y Chesterfield, donde ya había hecho alguna que otra campaña publicitaria para inducir a mujeres a fumar mediante mensajes que aludían a la delgadez como estereotipo de belleza y salud.
A su vez Bernays ya tuvo algunos contactos previos con Abraham Arden Brill (1874-1948), psiquiatra austríaco de origen judío y seguidor de las teorías de su tío Freud, con el próposito de recopilar información procedente del campo de la psicología para dicho proyecto. Al parecer Brill le declaró que “los cigarrillos simbolizaban al pene y al poder sexual masculino”.
Abraham A. Brill |
La estrategia de Bernays y las tabacaleras fue poner en aviso a los medios informativos y fotógrafos de Nueva York y usar a 10 jóvenes chicas que trabajaban como modelos en la revista Vogue para que fumaran en público durante el desfile de Pascua celebrado el 31 de marzo de 1929, orquestando así un show mediático masivo de claro carácter feminista en torno al consumo de cigarrillos. Los informativos bautizaron a este fenómeno como las "Antorchas de la Libertad" en alusión a los cigarrillos Lucky Strike que se habían convertido en un símbolo de independencia femenina y de lucha contra el poder dominante de los hombres. Más tarde, directores de cine de toda América comenzaron a incluir en sus películas actrices jóvenes y fumadoras. Así, las tabacaleras y el propio Bernays se hicieron mucho más ricos de lo que ya eran. Gracias a este tipo de tácticas de propaganda el porcentaje de mujeres norteamericanas que eran fumadoras ya alcanzaba un 33% en 1965.
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