Etnología vs arqueología: la alta mortalidad causada por heridas de animales salvajes


La ciencia arqueológica académica evade críticas y preguntas embarazosas alegando que la corta expectativa de vida no se mide mayoritariamente por las enfermedades endémicas, sino por el desgaste que supone la vida nómada, la incesante lucha contra el ambiente y las bestias salvajes.

Lo cierto es que desde que nuestros primeros antepasados comenzaron a reunirse en grupos mayores y a usar el fuego y las armas para defenderse, las muertes por ataques de animales se vieron reducidas drásticamente.

Pero, para más inri, si esto mismo lo vemos desde la perspectiva que ofrece la etnología, veremos que los pueblos indígenes que todavía viven en este mismo estadio "primitivo" no sufren muchos ataques de animales precisamente, y aún menos mueren por dicha causa.


En África, tribus como los Masai se enfrentan a leones porque estos atacan sus ganados, aunque es cierto que existen algunos sedientos de poder que cazan a los leones de manera indiscriminada para exigir gratificaciones a la tribu. Independientemente a lo ética o legítima que nos parezca esta práctica, casi siempre suelen salir ilesos y victoriosos.

De todas formas, los accidentes y muertes humanas provocadas por ataques de leones son escasos, solo sumando un centenar de víctimas fatales al año en Tanzania. Como ejemplo comparativo, se puede decir que en 2017 murieron 1830 personas por accidentes de tráfico en España, cuya población es más de 10 millones inferior a la de este país.

Aunque existen casos anteriores, la mala fama de los leones comenzó en 1898 con el caso de los leones de Tsavo, Kenia, los cuales atacaron a los empleados de la construcción del puente del ferrocarril de Kenia-Uganda. Unos estudios recientes revelan que la cifra de víctimas no superó las 35, y que esto probablemente sucedió por culpa de una epidemia de peste bovina provocada por el propio ganado de los humanos y que diezmó a los búfalos salvajes de la zona.

Otras tribus como los Hadza, quienes aún practican activamente esta forma de vida, normalmente cazan animales prácticamente inofensivos como roedores, pequeños reptiles y, aprovechando su vulnerabilidad en temporada seca, grandes hervíboros como jabalíes, ciervos o cebras.

Existe un vídeo en Youtube, no exento de polémica por culpa de algunos veganos extremistas e hipócritas, en el que se muestra a varios grupos de cazadores africanos matando hipopótamos, búfalos y ñus, e incluso elefantes y guepardos.  

Probablemente, en este batiburrillo de momentos y lugares distintos, encontramos a algunos que cazan por pura subsistencia, mientras que otros han ido más allá empleándose en el mundo del tráfico de marfil y pieles, ya sea voluntariamente u obligados por la situación. Pero fuera de toda polémica, podemos ver como estos grupos resultan ilesos y victoriosos gracias a su buena organización social a la hora de cazar, incluso cuando se enfrentan con los animales más grandes y peligrosos. Aquí tenemos el vídeo:



Aunque quizás también lo hagan con meros propósitos comerciales, algunos africanos incluso han desarrollado una técnica para cazar serpientes pitones con solo 3 o 4 hombres armados con cuchillos y usando la pierna bien vendada de uno de ellos como cebo. Aquí está el vídeo:


En el amazonas, los pocos alimentos de origen animal que se toman provienen mayormente de la pesca. Los guaraníes, por ejemplo, también cazan monos, pecaríes y hasta tucanes. Los Tuyucas y Baras de la Colombia amazónica basan su dieta animal en la recolección de insectos, aunque también cazan pequeños roedores, reptiles y anfibios, y muy rara vez, algunos tapires, zainos y venados.


Como podemos ver, las actuales tribus indígenas no se exponen a grandes peligros a la hora de cazar para comer y cuando lo hacen parecen estar bien organizados, por lo que las muertes por heridas de animal ocurren de forma muy excepcional, accidental.

Que en el pasado había víctimas de ataques animales es un hecho, pero no más que ahora, quizás incluso menos, ya que como demuestra el caso de los leones de Tsavo, las bestias salvajes solo atacan al ser humano en casos de extrema necesidad como la provocada por dicha epidemia de origen ganadero. Lo que hace la arqueología en este caso es una mera suposición, ya que unos cuantos restos no pueden demostrar una tendencia general, como si lo hace el estudio etnológico mediante estas evidencias observables.

Teniendo en cuenta las estadísticas, también podemos tomar una que sí está muy bien documentada por todas las áreas del conocimiento humano, y que revela que la criatura que más muertes humanas causa al año es el propio ser humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario